El Asesinato del Coche Rojo (II)
He aquí la segunda parte (nadie la está esperando, pero yo la traigo igual) espero que os guste y que me digáis quien es para vosotros el asesino (que así tiene más gracia el asunto)... y no tengo nada más que decir así que:
Espero que os guste
“El escaso servicio fue muy eficiente, quizá acostumbrados a
las vistas molestas, y nos cedieron un despacho en el que establecernos y
convertir en nuestra sala de interrogatorios. Me senté en el escritorio, extendiendo mi
libreta de forma que mis sospechosos no pudieran leer lo que escribo. No puedo
permitirme perder ningún detalle.
Así que dejé pasar a mi primer sospechoso.
La nueva mujer de Redford se sentó frente a mí, mientras que
Watson se mantenía apoyado en la pared, observando la sala ¿Ese iba a ser el
juego? ¿Poli bueno poli malo? Bien.
Era una mujer joven, hermosa y ambiciosa, todas lo son.
Sentiría lástima por su pérdida, pero traía un pañuelo bordado en la mano y no
dejaba de sacudirlo frente a mí, tratando de distraer mi mirada de sus ojos
enrojecidos que ocultaban algo ¿culpabilidad? Pero yo soy un profesional, y ni
todas las caídas de ojos del mundo, ni todas las sombras y pañuelos me apartan
de mi objetivo.”
-¡Oh! Siéntese señora… bueno, ahora Señorita otra vez- la
invito con un gesto.
Por alguna razón se echa a llorar y Watson se dispone a
consolarla, bueno, para eso le pago. Supongo que esto me convierte en el poli
malo.
-Bien, dígame, ¿discutía mucho con su marido?- pregunto
atento a cualquier señal.
-No, bueno, lo normal… todas las parejas lo hacen. Pero solo
quería que no se preocupase tanto por el trabajo y le dedicase un poco más de
tiempo a la familia… no pedía tanto… yo solo –vuelve a empezar a llorar, pero
hace rato que ya no la estoy escuchando.
“Discutía mucho con su marido, estaba claro, una mujer joven
y hermosa que se casó por dinero y fue feliz, hasta que se enamoró de un hombre
que no era su marido, un hombre que no tuvo reparos a la hora de acabar con aquel
que se interponía entre él y su felicidad. Había oído esa historia miles de
veces y todo en ella se lo confirmaba, desde su perfume sensual a las mangas
largas de su camisa, ocultando sus muñecas a la vista de otros hombres, signo
claro de un amante celoso.”
Watson
tacha toda la hoja sin decir nada, acompañando a la mujer fuera de la sala.
-¿Eh? Si…
ya he acabado, gracias por su colaboración. Siguiente por favor.- pido, empezando una nueva página.
“La
siguiente en pasar era la hija menor de mi víctima, su pequeño cuerpo
adolescente no dejaba de sacudirse en medio del llanto y nada más sentarse
soltó todo lo que sabía.”
-Discutimos
¿sabes? Y… y nunca pudo disculparse. Es horrible que acabásemos así solo porque
no le gustaba mi nuevo novio, pero es el amor de mi vida. Está claro. Lo
nuestro es para siempre, sé que he dicho lo mismo de los últimos tres, pero
entiendes ¿no?…
“Su nuevo
novio era un mal partido y discutieron por eso, quizá tomaron la peor decisión
de todas, la de huir juntos, y cuando su padre se interpuso entre ellos…
simplemente lucharon por defender su amor; y él había huido, sabía que iban a
acusarlo, pero se reencontrarían muy pronto. Eran jóvenes ¿qué culpa tenían?
Era casi hasta trágico que todo hubiera tenido que terminar así.”
Asiento
lentamente mientras finjo tomar notas.
“La joven
se encontraba dividida ente la tristeza por la separación de su amado y los
remordimientos por saberse culpable de la muerte de su padre, por eso tenia las
uñas mordisqueadas y su juvenil inocencia le impedía ocultarlo.”
Con un
gesto Watson comprende que debe hacer y abre la puerta. Ahí están la madre y la
madrastra, con la oreja pegada a la puerta…
-¡Oh! No
llores, hija- dice la primera esposa –te pondrás fea…- y mirando a su sustituta
añade -tú puedes seguir, no se te notará.
-Pero… ¿tú
que te crees? Bruja, yo…- que buen gusto tenía el difunto, pienso mientras
empiezan a discutir y mi compañero intenta relajar el ambiente.
“Una vez a solas con la primera
esposa vi como se examinaba la punta del cabello, distraída, estaba demasiado
cómoda. Sospechoso. La falta de remordimientos o empatía es una de las
características de un psicópata. Motivos no le faltaban: los celos…”
-¿Cómo lleva usted el nuevo
matrimonio de su ex marido?- pregunta Watson tras mirar mis apuntes, terminando
con el largo silencio.
-No lo llevo… lo mejor que hice
en mi vida fue divorciarme de ese hombre. Fue un matrimonio por conveniencia,
ya sabe cómo funciona eso- se sacude el pelo- nunca nos amamos, pero
procurábamos no meternos en la vida del otro y, por supuesto darle todo el amor
que no sentíamos el uno por el otro a nuestra hija. Mientras no rompa esas dos
reglas puede hacer con su vida lo que quiera.
“…porque nada es más letal que una
mujer despechada; el reconocimiento de su hija como la legítima heredera, el
temor de una madre que teme por la seguridad de su hija es imparable.”
-¿Y la herencia?- continua
interrogando.
-Esa era una de las cláusulas de
nuestra separación de bienes, nuestra hija siempre tendrá asegurada la
herencia, la hemos criado para que continúe con la empresa y nadie está más
preparad…- contesta, pero me pierdo en mis deducciones.
“Era hermosa, pero le dedicó sus
mejores años a un hombre que la abandonó, llevaba los labios pintados de rojo y los
ojos delineados, al acecho. Todo en ella clamaba peligro. La clase de persona que
no se ensuciaría las manos, pero que obligaría a la sirvienta a envenenar la
comida de su exmarido... pero claro ¿por dinero?" No puedo poner eso, ya escribí una hist... resolví un caso parecido hace tres semanas, necesito algo mejor... que el recurso de la codicia, algo como ¡Si! Perfecto "Que banal, no, tiene que haber
otra razón… y esa debe ser el bastardo."
-¿y ya que están divorciados
porqué siguen viviendo en la misma casa si, entiendo, que no querríais seguir
atados el uno al otr…- está hablando Watson.
A veces habla demasiado… ¿y para
qué? Si la gente solo dice tonterías es lo que no dicen es a lo que hay que
prestar atención; pero él se empeña en que los culpables ‘tienden a inculparse
sin darse cuenta si se les interroga bien’ ¡Ja! ¿Qué sabrá él?
-Si, ya puede irse, tengo todo lo
que necesito- le corto –Necesito hablar con el bastard…- un carraspeo de mi
ayudante me interrumpe –con su hijastro… si no es mucho problema.
“Al parecer el muchacho está
trabajando, pero acudió presto a nuestro llamado. Era alto y guapo..." para los estándares, claro. Se podría decir que su madre si que sabía arrimarse a los buenos. "tenía la mirada empañada y su gesto serio me decía que sabía que era mi principal sospechoso. Su padre era un hombre peligroso, así que es normal que tenga arranques violentos, así que, deduje, lo mejor sería ser cuidadoso."
-Señor ¿va a hacerme alguna pregunta?- pregunta el muchacho cortando mi momento de inspiración.
¡Oh! Cierto, que tengo que interrogarlo. Claro.
-¿Odiaba a su padrastro?- pregunto sin rodeos.
"...su mirada desconcertada ante mis preguntas me dijo todo lo que necesitaba. Ocultaba algo."
-No... y aunque lo odiase no lo habría matado, hacía feliz a Madre, solo por eso ya lo respetaba...- se justifica.
"Intentaba dar rodeos en sus explicaciones pero no tenía una cuartada clara..."
-¿y dónde estaba usted anoche?- interviene Watson.
-En el avión que venía de París- contesta -llegué poco después de que se descubriera el cadáver...
"...y aunque la tuviese, mi instinto me dice que es él."
-Comprendo, creo que eso es todo por ahor...- lo despide mi compañero.
-No, espere, tengo una última pregunta... estudió usted en la universidad de Columbia ¿cierto?- pregunto sonriente.
"Así que antes de que abandonase la sala lo detuve:
-No, espere, tengo una última pregunta... estudió usted en la universidad de Columbia ¿cierto?- pregunté desinteresadamente.
-Si... -respondió confundido, sin saber que esa respuesta ha resuelto el caso por si sola."
-No, fui a Standford- contesta, añadiendo un 'lo siento' al ver mi expresión decepcionada.
Yo la estaba esperando :p
ResponderEliminarAish! Que cosas me dices Anónimo ^///^
EliminarHe descubierto la verdad... el culpable es la víctima, se dio una paliza a sí mismo porque no soportaba la vida de banales placeres que tenía... Además de que su sangre llevaba generaciones y generaciones de masoquistas encima.
ResponderEliminarEse Sir es instintivo y astuto, pero no me engañas...