Llueve a cántaros

Más que un relato esta es una "reflexión" que tuve cuando era niña mientras miraba como llovía y me acordé cuando empecé con la serie... si, desde entonces me viene, llevo mal toda la vida, no es algo nuevo. Que alguien me ayude.

Espero que os guste



Cuando llueve en el patio el agua cae por todas partes y se mezcla con el musgo suelto, se cuela por las líneas del cemento y resuena. Resuena el redoble constante del agua que cae directamente del cielo, con el contrapunto más grave de las que se escurren por las tejas y el canalón.
Es raro, la lluvia siempre me da ganas de cantar… seguro que la lluvia es un pastor con su tambor, esperando a que la voz de su pastorcilla le acompañe; por eso es tan insistente, los hombres siempre lo son, pero si le cantas acaba por calmarse y volver a dormir… por eso los cántaros, supongo.

El blanco de las paredes se aclara y el gris del suelo se oscurece, el aire se espesa y se enfría, los cristales se empañan, como si el mundo se estuviera dando una ducha. Me gusta sentarme en el balcón para verla caer y tararear, porque lo prefiero tranquilo, pero quiero que se quede.

Las plantas se encojen y la tierra se retuerce. Sigue cayendo, percutiendo sobre las distintas superficies y rebosando los tiestos; parece que le gusta especialmente llenar los tiestos… por eso los cántaros, supongo.

Es extraño, me gusta el agua casi tanto como me gusta estar seca; pero la lluvia me deja cansada por dentro, por eso mamá siempre me hace chocolate caliente y jugamos a las cartas cuando llueve.
Pero lo más divertido es cuando cae una gota en el cubo lleno y se hace el silencio durante un instante y resuena como cuando lanzas una piedra al lago sin conseguir que salte; se traga el resto de sonidos durante un segundo, como si el aire tragase de golpe o las ondas tuviesen que esperar a que la piedra rompiese la superficie del agua para salir a flote y se retrasasen un momento. Nunca se me ha dado bien hacer la rana con las piedras y parece que a la lluvia tampoco… por eso los cántaros, supongo.

No, seguro que resuenan más porque se resbalan por las tejas y acaban perdiendo el control sobre lo que mejor saben hacer: caer, y lo hacen en picado, de lado, que duele más… por eso los cántaros, supongo.

Pero no solo me gusta la lluvia, también me gusta cuando se va y las gotas más lentas, esas a las que se les pegaron las sábanas llegan; cuando las pisadas suenan a chicle y sale el arcoíris, cuando el mundo huele a tierra y a manzana. Alguien debería enfrascar ese olor, porque así es como deberían oler los domingos, así es como deberían oler las mañanas en las que duermes hasta tarde y te despierta el canto de las golondrinas… por eso los cántaros, supongo.


Si, supongo.

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